“En un rincón pintoresco de La Rioja, se encuentra el viñedo La Violeta, Isabel, una mujer apasionada, heredó el viñedo de su abuelo, quien le enseñó el arte de la viticultura desde niña, cada amanecer, recorría los campos, observando cada cepa con atención pero una mañana de verano, descubrió que una plaga rara había afectado a sus plantas, durante semanas, trabajó día y noche incansablemente, para aliviar su cosecha, el esfuerzo dio frutos, la plaga se extinguió, había honrado el legado de su abuelo y demostró que con pasión y dedicación, cualquier desafío podía ser superado”.